Denuncian que los laboratorios no respetan el acuerdo de precios
Un relevamiento de Tiempo Argentino sobre medicamentos en venta demuestra que en ningún caso retrocedieron a los valores previos al aumento de enero. Además, las subas que se concretaron son muy superiores al 4% autorizado.
Por: Ignacio Chausis y Mariano Beristain
Los principales laboratorios y empresas farmacéuticas del país no retrotrajeron los precios de los medicamentos al nivel que tenían el 31 de diciembre pasado, previo al fuerte incremento de los primeros días del mes de enero, incumpliendo de este modo con el compromiso asumido ante la Secretaría de Comercio, que además del retroceso en los valores sólo autorizaba subas promedio del 4 por ciento. Lejos de ello, un relevamiento efectuado por Tiempo Argentino sobre una decena de medicamentos de consumo masivo pone de relieve que en la mayoría de los casos los precios actuales se ubican apenas por debajo de los vigentes en enero, cuando la industria convalidó aumentos de hasta el 34% en algunos productos.
Sobran los ejemplos. Un ansiolítico reconocido como el Alplax (1 mg) se comercializaba en diciembre pasado a $ 75,15, registró un incremento del 34,37% durante la primera semana de enero, y pasó a valer entonces $ 100,98. Firmado el acuerdo, desde el 1 de marzo debía volver a comercializarse a $ 75,15, o a lo sumo aumentar en torno del 4 por ciento. Nada de eso ocurrió. En las farmacias que recorrió Tiempo la semana pasada, todas ellas importantes cadenas del rubro, el precio se ubicaba en $ 94, es decir, un aumento superior al 25 por ciento.
Algo parecido sucedió con el Rivotril (0,5 mg, 30 unidades), ansiolítico que registró una suba de casi el 20% durante enero (de $ 65,39 a $ 77,88). A pesar del acuerdo, su precio se mantuvo imperturbable, en $ 78. Vale aclarar que en todos los casos se trata del precio de venta al público sin ningún tipo de descuento por obra social o medicina prepaga.
Otro caso emblemático lo constituyen las aspirinas, tal vez uno de los productos más populares. Su precio de venta en diciembre era de $ 38 (Aspirina Prevent, 50 unidades), en enero aumentó casi un 20%, ubicándose en $ 45,50. A pesar del acuerdo firmado el 24 de febrero, el precio se ubica actualmente en $ 43,10, lo que equivale a un incremento superior al 13,4 por ciento. Lo que al principio parece insignificante adquiere otra dimensión si se toma en cuenta que se trata de un producto de uso frecuente y de alta salida comercial.
"Nosotros evaluamos comparativamente que en diciembre y febrero los precios aumentaron un 30% promedio, los volvimos a calcular en marzo a ver si bajaban al valor del mes de diciembre, que era el compromiso asumido con la Secretaría de Comercio, y no lo hicieron", señaló a Tiempo Argentino Marcelo Peretta, secretario general del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos (Safyb).
De acuerdo a un relevamiento efectuado por el gremio, sólo un laboratorio nacional cumplió con la reducción de precios, mientras que otros bajaron su precio, pero por debajo de lo que debían hacerlo. Además, las bajas se registraron sólo en productos de poca utilidad terapéutica.
De acuerdo al relevamiento efectuado por Safyb, un medicamento como el Migral, utilizado para apaciguar el dolor de cabeza (20 comprimidos, Montpellier), registró un aumento del 23,5% entre diciembre y febrero (de $ 50,63 a $ 62,53). A pesar de las obligaciones asumidas, el precio se mantiene inalterable.
"Los laboratorios negociaron un promedio de aumento del 4% 'paquete', es decir, para todos los medicamentos que comercializan. Entonces, tratan de mantener el mismo precio en el que más se vende, los de consumo masivo, y reducir en las especialidades que menos se comercializan, es matemática, no digo que sea la única explicación, pero es un dato", indicó una fuente del sector privado que prefirió el anonimato. También recordó que hubo subas autorizadas durante el mes de diciembre.
En tanto, Luis Antún, director ejecutivo del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Buenos Aires indicó que los medicamentos están bajando de precio, y se mostró "disconforme" con esa reducción. "Los farmacéuticos la estamos sufriendo", dijo.
Sin embargo, los incrementos de precios desde la devaluación registrada en enero alcanzaron a todo tipo de patologías y, según informes de algunas asociaciones de consumidores, fueron del 15 al 50% en 5000 de los 20 mil productos que elaboran los laboratorios más grandes.
Fuentes oficiales señalaron a Tiempo Argentino que no se pueden aplicar sanciones porque no es un acuerdo firmado como sucede en el caso del programa Precios Cuidados. En Economía aseguran que ante la demanda de los farmacéuticos la Secretaría de Comercio, que comanda Augusto Costa, habló con los laboratorios y efectivamente están entregando mercadería con los nuevos precios, pero lentamente. "Esta semana tiene que estar normalizado", indicó una fuente del Palacio de Hacienda.
El negocio farmacéutico registró un desarrollo importante durante las últimas décadas, y hoy registra una facturación de mercado –salida del laboratorio antes de impuestos– cuyo volumen llega a 35 mil millones de pesos. Según diversas estimaciones, alrededor del 95% de la rentabilidad queda en manos de los laboratorios, los grandes jugadores del negocio, mientras que el restante 5% se distribuye entre droguerías y las más de 12 mil farmacias de todo el país. En ese contexto, un dato no menor es la falta de generalización de la 'Ley de Genéricos', que permitiría reducir costos a los consumidores. "Hay que avanzar sobre estas empresas, que en alguna medida son oligopólicas y ostentan ganancias siderales porque la rentabilidad de un medicamento está en el orden del 1000% o más. Si tomás medicamentos con la patente vencida, valen muy barato: hacer un paracetamol, un ibuprofeno o aspirina sale centavos, es más caro fabricar la cajita", agregó Peretta.
Según explicó el dirigente, la ecuación económica cambia si se trata de medicamentos oncológicos o bajo patente, que encierran un mayor costo para el consumidor, ya que hay una investigación y desarrollo detrás. "¿Qué investigación o desarrollo hay hoy en día detrás de una aspirina, un paracetamol o la amoxicilina, un antibiótico centenario? La cuestión es ajustar la ganancia a un tiempo razonable que es el que está viviendo nuestro país", concluyó el sindicalista.
Las bases del compromiso
Tras varios días con idas y vueltas y en el marco del esquema de administración de precios, el equipo económico que conduce Axel Kicillof y los principales laboratorios firmaron el pasado 24 de febrero un convenio a partir del cual los empresarios se comprometían a retrotraer los precios de los medicamentos al 31 de diciembre pasado, aplicando un aumento del 4% en promedio sobre esa base.
El acuerdo, anunciado en el microcine del Palacio de Hacienda, dispuso que su entrada en vigencia comenzara el 1 de marzo en 12 mil farmacias de todo el país y sobre un universo de entre 18 mil y 20 mil medicamentos.
Por el lado de los privados, el convenio fue ratificado por los presidentes de las tres cámaras del sector: Isaías Drajer, de CILFA (que representa a siete grandes laboratorios nacionales); Andrés Graziosi, de CAEME (que agrupa a las empresas multinacionales); y Hugo Caivano, de Cooperala (la cámara de las pequeñas y medianas empresas y las cooperativas).
Claves del problema
Aumentos desmedidos: entre diciembre de 2013 y enero de este año los precios de los medicamentos registraron subas promedio del 30 por ciento.
Acuerdo con el gobierno: el 24 de febrero pasado la Secretaría de Comercio suscribió un acuerdo con los principales laboratorios y farmacias.
Suba promedio del 4%: por el mismo, todos los laboratorios (nacionales y multinacionales) se comprometían a retroceder los precios al 31 de diciembre. Y sólo se autorizaba una suba promedio del 4 por ciento.
Incumplimiento privado: los laboratorios desoyeron lo establecido por la Secretaría de Comercio y convalidaron aumentos de los medicamentos muy por encima del compromiso asumido.
La cifra
25 es el porcentaje de suba del precio del Alplax, un ansiolítico cuyo valor pasó de $ 75,15 en diciembre a $ 94 en la actualidad.
Connivencia de industria, médicos y obras sociales frena el despegue de genéricos
Pese a que la ley se sancionó en 2002, los laboratorios lograron limitarla. Se paga hasta un 85% más por la marca.
Comprar en una farmacia un medicamento de marca puede resultar entre un 20% y un 85% más caro que adquirir la misma droga de un genérico o un similar de un laboratorio menos conocido. Pero en el caso de las vacunas esta diferencia se amplía hasta diez veces. Este margen de precios podría quedar en el bolsillo del consumidor. Sin embargo, en la Argentina la connivencia entre los grandes laboratorios y algunos médicos le puso un límite al crecimiento del mercado de los genéricos.
Las obras sociales también juegan un rol fundamental porque mantienen acuerdos con la industria y empujan a sus médicos a recetar medicamentos de los laboratorios con los que arreglaron. Por consiguiente esa diferencia entre lo que cuesta un remedio de marca y un genérico o similar se la apropia la industria farmacéutica y, en mucha menor medida, los visitadores que realizan un trabajo incisivo para persuadir al médico con el fin de que prescriba la receta con el nombre comercial.
Claudio Capuano, coordinador de la cátedra de Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de Buenos Aires, explicó la razón de los altos precios de los medicamentos comerciales: "La materia prima proviene en su mayor parte de India o China y tiene costos muy bajos. La amoxicilina cuesta cuatro veces más que el genérico y la diferencia de precio está en que pagás la marca."
La brecha entre unos y otros remedios, que tienen la misma droga, la sufren los pacientes o consumidores en su bolsillo.
Por ejemplo, el Ventolín (por su nombre comercial), un aerosol que utilizan los asmáticos para salir de las crisis leves, cuesta en las farmacias $ 68,50 mientras que un genérico con la misma droga, (también en puff) vale en la farmacia del Dr Ahorro $ 32, lo que representa menos de la mitad. Otro caso similar es el de la Buscapina Compositum (20 unidades) que se paga en la farmacia $ 41,95 mientras que su genérico vale casi la tercera parte, $ 15. El mismo fenómeno se repite con el Rivotril (0,5mg), un ansiolítico cuya droga es el clonazepam: la caja de 30 unidades se compra en las farmacias a $ 78 pero si el médico psiquiatra recetara una variante génerica el paciente sólo debería pagar $ 20, casi la cuarta parte del precio.
La Ley 25.649, que apuntaba a impulsar la producción y consumo de genéricos y similares y reducir, por ende, el costo de los medicamentos en la canasta familiar de la salud, nació muerta. La norma fue ideada por el entonces ministro de Salud, Ginés González García, quien en diciembre de 2007 fue acreditado como embajador argentino en Chile, y ahora mantiene buenos vínculos con el diputado del Frente Renovador Sergio Massa a través de los históricos nexos del sanitarista con Eduardo Duhalde. El proyecto denominado Ley de Especialidades Medicinales y conocido bajo el nombre de ley de genéricos, se sancionó el 28 de agosto de 2002 pero sufrió un golpe certero que desvirtuó la idea original y casi la sepultó. La norma indica en el primer párrafo del artículo 2 que "toda receta o prescripción médica deberá efectuarse en forma obligatoria expresando el nombre genérico…". Sin embargo, acto seguido, en su segundo párrafo puntualiza que "la receta podrá indicar además del nombre genérico el nombre o marca comercial, pero en dicho supuesto el profesional farmacéutico, a pedido del consumidor, tendrá la obligación de sustituir la misma por una especialidad medicinal de menor precio". ¿Se imagina usted al paciente discutiendo la receta con el médico? La ley de genéricos nació herida de muerte porque abrió las puertas a la relación económica enfermiza entre visitadores de laboratorios, médicos, obras sociales y prepagas. Nadie comenta a viva voz quien fue el responsable de lavar la ley, aunque algunos, en estricto off de record, le atribuyen la picardía al propio Ginés. Pese a ello, la normativa tuvo una corta primavera.
Según Marcelo Peretta, secretario General del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFyB), la prescripción "de medicamentos por su nombre genérico funcionó bien hasta 2005" y en los años sucesivos se licuó a un ritmo acelerado. El negocio de los genéricos alcanzó el 40% del mercado a principios de 2006 pero los últimos datos de 2013 de la cámara de los genéricos lo sitúan en el mejor de los casos entre el 9 y el 10%, aunque Peretta cree que apenas araña el 2% de la facturación total del negocio farmacéutico. En este sentido, parece haber uniformidad de criterios entre los dos números porque la comercialización puede alcanzar el 9% del mercado en unidades y el 2% en facturación, pues, justamente, los precios resultan mucho más económicos que los comerciales.
En cualquier caso, el crecimiento del genérico en Argentina sabe a poco si se lo compara con otros casos del mundo. En México las cifras de auditoría del mercado farmacéutico indican que a fines de 2012 el negocio de los genéricos representaba el 17,4% en la facturación pero medido en unidades superaba el 55% del total. En los países desarrollados la tendencia al uso de los genéricos también es creciente. En el Reino Unido, su venta en unidades trepa al 78%, en Estados Unidos al 68%, en Francia al 63% mientras que en España y Canadá se encuentra en el 54% y 67%, respectivamente.
Una notable diferencia con la Argentina que refleja las dificultades que tiene el mercado local para asimilar una normativa que ya se encuentra vigente desde hace casi 12 años.
"Es exactamente como dicen, la ley no se cumple. Las recetas salen con nombres comerciales y en el mejor de los casos con sugerencias de marcas", admitió Nicolás Santander, presidente de la Cámara Argentina de Productores de Medicamentos Genéricos.
Santander señaló que "la farmacia se ve obligada a expender los medicamentos que indica la receta porque las obras sociales así lo aceptan". Peretta, por su parte, remarcó que "la obra social presiona para que sus médicos prescriban cierta cantidad de medicamentos porque "si están incluidos en lo que a la industria le interesa reciben un 10% de reintegro económico".
Sin embargo, los visitadores no sólo operan sobre las obras sociales sino que también establecen nexos muy fuertes con los médicos de las prepagas y los particulares. En este sentido, Peretta sostuvo que "desde 2005, el mercado volvió a estar dominado por premios, lobbies, y el imperio del negocio".
En tanto, el secretario adjunto de la Asociación de Farmacias Mutuales y Sindicales, Carlos Nemesio, dejó a entrever la posibilidad de que haya "propinas negras, como viajes a Miami" a modo de mecanismo de seducción. Se trata de un negocio poco transparente, turbio, con mucho poder de los laboratorios y escaso control por parte del Estado, que prácticamente ha delegado este rol en manos de un mercado concentrado. «
Una red pública demorada
El debate sobre los medicamentos genéricos también pone sobre el tapete un tema tan o más importante que este. La Argentina tiene en todo el país una red nacional de 39 laboratorios públicos que están en condiciones de proveer una buena porción de los remedios que consume la población. La cadena está funcionando al mínimo de sus posibilidades pues aún no se reglamentó la normativa que la regula.
La Ley Nacional 26.688 que declara de interés nacional a la investigación y producción pública de medicamentos y de materias primas para la producción, principalmente, de vacunas, aún no ha entrado en vigencia porque el Ministerio de Salud, a cargo de Juan Luis Manzur, no se terminó de redactar el proyecto de reglamentación.
Claudio Capuano, coordinador de la cátedra de Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, asegura que "si los 39 laboratorios trabajan a través de una red articulada, podés generar precios testigo para toda la industria, pues estás en condiciones de fabricar medicamentos de altísima calidad a bajo costo".
Un solo caso alcanza para entender las diferencias que marca Capuano. En la Patagonia es muy común la hidatidosis, una enfermedad parasitaria grave que puede causar la muerte. Uno de los laboratorios de la red pública está en condiciones de producir el medicamento para todos los afectados por $ 50 mil mientras que comprarlo a un laboratorio privado le cuesta al Estado $ 200 mil, cuatro veces más.
Vacuna contra la gripe aviar
Aseguran que estará lista en mayo
Cuando se va a cumplir un año desde que se detectaron en el este de China, por primera vez, contagios en humanos de la cepa H7N9 de la gripe aviar, el gigante asiático ya casi tiene lista una vacuna para tratar de prevenirla entre la población, que debería salir al mercado hacia mayo próximo.
Así lo aseguró Li Lanjuan, investigadora de la Academia China de Ingeniería, a la agencia oficial Xinhua, a la que reveló que la vacuna ya está lista y está siendo sometida a distintas pruebas por parte de las autoridades nacionales de supervisión de medicamentos.
"Si todo va bien, podríamos tener la vacuna en el mercado en uno o dos meses", afirmó Li, quien también pertenece al Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, el principal organismo asesor del gobierno.
En enero los medios chinos revelaron que la firma farmacéutica Hualan, de la provincia central de Henan, tenía una vacuna casi lista, y que su compuesto preliminar ya había superado los primeros controles oficiales para su aprobación a nivel provincial, aunque seguía pendiente de obtener la autorización para su fabricación. Xinhua no precisó si se trata de la misma vacuna que menciona Li.
La nueva cepa H7N9, que se detectó por primera vez en humanos en Shanghái en marzo de 2013, causó 45 muertos en poco más de dos meses durante el año pasado, cuando se concentró en el este del país. En 2014 parece haber extendido su alcance en humanos y en lo que va de año ha habido 120 contagios, 36 de ellos, mortales.